De acuerdo al premio Nobel Dr. Otto Warburg, las células mantienen un voltaje através de su membrana, el cual es análogo al voltaje de una batería. El encontró que las células saludables tienen un voltaje medible entre 70 y 100 milivolts y de todas las células del cuerpo humano las células cardíacas poseen los valores máximos de voltaje (90-100 mv).
El dr. Warburg encontró que debido a factores ambientales como el stress de la vida moderna, ambiente tóxico, contaminación electromagnética, edad, etc... el voltaje celular disminuye.
Las personas con enfermedades crónicas y fatiga crónica tienen un voltaje celular en el rango de 30-50 milivolts. Los pacientes con cáncer presentan los valores más bajos de voltaje celular en el rango de 15-20 milivolts.
ES POR ESTA RAZÓN QUE EL CÁNCER DE CORAZÓN ES PRÁCTICAMENTE INEXISTENTE
Ya que primero afectará las células de menor voltaje, en pocas palabras nadie sobrevive para llegar a presentar cáncer en el corazón. Así como podemos ver la salud es literalmente un "juego de energía" a nivel CELULAR.
No existen excepciones a esta regla, si tus células tienen el voltaje correcto estarás sano, si no te enfermarás. Si podemos mantener el voltaje de nuestras células en un nivel óptimo, radicalmente extenderemos nuestra esperanza y calidad de vida.
¿CÓMO PUEDO RECARGAR MIS BATERÍAS?
Nuestras células son como pequeñas pero poderosas baterías biológicas que constantemente están generando energía a saber el TMP y el ATP. De la correcta generación de esta energía depende nuestra vida y, como mencionamos arriba, pueden llegar a perder peligrosamente su voltaje.
Todos conocemos esa sensación de estar en la playa sin stress y sobre todo en contacto directo con el campo magnético de la Tierra y como literalmente nos sentimos "recargados"... pues así es, y es tan dramático como casos de enfermos terminales de cáncer que al escalar el monte Everest (no creo que hasta la cima) han regresado curados.
También los pacientes atendidos por el dr. Demetrio Sodi con su equipo de magnetoterapia pulsante de baja frecuencia, muchos de los cuales estaban deshauciados, lograron vencer al cáncer y vivir otra vez de manera saludable. El efecto de los campos magnéticos pulsantes (CMP) de baja frecuencia tiene un efecto reparador en nuestro organismo... es nuestro cargador portátil de voltaje celular.
jueves, 18 de junio de 2015
El pulso de la vida
La madre Tierra no es una roca inerte con un núcleo magnético de hierro, es un organismo tan vivo como nosotros, aún más, dependemos de su fuerza para vivir. Nuestro planeta nos provee de los elementos que requeriere nuestro cuerpo: alimento, luz solar, oxígeno, agua y EL PULSO MAGNÉTICO de la Tierra. Más que un imán permanente la Tierra se comporta como un gran electroimán pulsante gracias a las corrientes de material magnético de su núcleo líquido.
Esa energía magnética pulsante tiene una baja frecuencia, como demostró Winfried Otto Schumann , es de 7.83Hz. Sorprendentemente, así como nuestro planeta, los seres humanos emitimos nuestro propio campo bio-energético, el cual coincide en rango de frecuencias con las frecuencias de la tierra.
Cada una de nuestras células mantiene un voltaje y una polaridad que nos permite mantener la salud, y dependen en gran medida de la exposición a los campos geomagnéticos.
Pero ¿que pasa cuándo vivimos detrás de una muralla de frecuencias distintas a las naturales? La vida moderna nos brinda un número creciente de aparatos divertidos (útiles también), pero que nos están costando mucho en salud. Bloqueando el campo magnético y las frecuencias de la Tierra, tenemos las líneas de alta tensión, cableado de casa, celulares, wifi, fm, am, transmisiones satelitales, gadgets, etc...
Esta falta de campo magnétco natural (que es de baja frecuencia o sea menos de 100Hz) afecta el voltaje de nuestras células disminuyendo su capacidad de generar ATP (llamada molécula de la vida por el Dr. Demetrio Sodi Pallares) y llevando a la célula a un proceso degenerativo que muchas veces termina en convertirse en célula cancerígena.
La suplementación de un campo magnético pulsante de baja frecuencia (CMP) mediante la utilización de un equipo especializado, revierte esta situación, devolviendo el potencial correcto a la célula, y por lo tanto recuperando su funcionalidad.
Cuando utilizamos en forma constante un equipo de CMP, nuestro organismo se encuentra en un estado de equilibrio electro-magnético, y esto favorece la regeneración celular, la generación de ATP, la captación de oxígeno y la alkalinidad del organismo.
Escapar del celular, la TV, la computadora, los gadgets, la electricidad, el automóvil, etc... es prácticamente imposible!
Sin embargo adquirir la exposición a los CMP necesaria para mantener la salud es posible para cualquiera de nosotros. El equipo debe trabajar con ondas senoidales y tener una frecuencia no mayor a 100Hz.
Esa energía magnética pulsante tiene una baja frecuencia, como demostró Winfried Otto Schumann , es de 7.83Hz. Sorprendentemente, así como nuestro planeta, los seres humanos emitimos nuestro propio campo bio-energético, el cual coincide en rango de frecuencias con las frecuencias de la tierra.
Cada una de nuestras células mantiene un voltaje y una polaridad que nos permite mantener la salud, y dependen en gran medida de la exposición a los campos geomagnéticos.
Pero ¿que pasa cuándo vivimos detrás de una muralla de frecuencias distintas a las naturales? La vida moderna nos brinda un número creciente de aparatos divertidos (útiles también), pero que nos están costando mucho en salud. Bloqueando el campo magnético y las frecuencias de la Tierra, tenemos las líneas de alta tensión, cableado de casa, celulares, wifi, fm, am, transmisiones satelitales, gadgets, etc...
Esta falta de campo magnétco natural (que es de baja frecuencia o sea menos de 100Hz) afecta el voltaje de nuestras células disminuyendo su capacidad de generar ATP (llamada molécula de la vida por el Dr. Demetrio Sodi Pallares) y llevando a la célula a un proceso degenerativo que muchas veces termina en convertirse en célula cancerígena.
La suplementación de un campo magnético pulsante de baja frecuencia (CMP) mediante la utilización de un equipo especializado, revierte esta situación, devolviendo el potencial correcto a la célula, y por lo tanto recuperando su funcionalidad.
Escapar del celular, la TV, la computadora, los gadgets, la electricidad, el automóvil, etc... es prácticamente imposible!
Sin embargo adquirir la exposición a los CMP necesaria para mantener la salud es posible para cualquiera de nosotros. El equipo debe trabajar con ondas senoidales y tener una frecuencia no mayor a 100Hz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)